miércoles, 17 de octubre de 2007

Monseñor Sarlinga en multitudinaria festividad de Nuestra Señora del Pilar

El 12 de octubre la ciudad y el partido de Pilar celebraron sus fiestas patronales de Nuestra Señora del Pilar. Se había previsto un multitudinario acto cívico-religioso en la plaza principal de la importante ciudad bonaerense, pero la persistencia de la intensa lluvia no lo permitió. Por esta razón, autoridades y gran cantidad de pueblo cristiano se hicieron presentes en la iglesia matriz, a la que desbordaron con su presencia, en la misa de las 19, presidida por el obispo de Zárate-Campana, monseñor Oscar Domingo Sarlinga, con quien concelebraron el vicario general de la diócesis, monseñor Edgardo Galuppo; el párroco, presbítero José Ramón de la Villa; y los presbíteros Marcelo Monteagudo, Albino Cabral, Fernando Crevatín y José Luis Grassi.

El intendente municipal, doctor Humberto Zúccaro, senadores, concejales, y gran cantidad de fieles honraron a la Virgen del Pilar, considerada fundadora de esta ciudad, pues en torno del primitivo oratorio a Ella dedicado, creció el primer poblado que dio origen a la ciudad actual, a semejanza de lo ocurrido en Luján, a lo cual el Obispo hizo alusión en su homilía.

Monseñor Sarlinga narró la historia de la advocación del Pilar, que se remonta al año 40, con la aparición de la Virgen María al Apóstol Santiago el Mayor, adujo las pruebas documentales y arqueológicas de dicha tradición piadosa, y sobre todo aludió a su significado espiritual, enlazado con la tradición "jacobea" española y su influjo en la evangelización de la América Latina.

Refiriéndose a la creación de "civilización" donde se implanta el culto a la Virgen, el Obispo relacionó el tema con la misión de la Iglesia en la sociedad actual, y también de su relación con las realidades temporales y con la autoridad y función política, para lo cual partió de la explicación de las enseñanzas de la constitución "Gaudium et spes" del Concilio Vaticano II, en el número 45 hasta desembocar en el número 76, que se refiere específicamente a la relación entre Iglesia y política.

Como es uno de los puntos fundamentales de su enseñanza, monseñor Sarlinga aludió a la "construcción de la civilización del amor y de la paz" a la que todos estamos obligados en conciencia, y recordó que ese término fue acuñado por vez primera por Pablo VI en 1970, en ocasión de la solemnidad de Pentecostés.

Por último, hizo una referencia de similitud, respecto de la primera aparición de la Virgen sobre el Pilar, con la devoción a esa advocación, que dio origen al primer poblado, luego pueblo y hoy gran ciudad de Pilar, que también nació en torno al culto a la Madre de Dios, bajo el título que se festeja el 12 de octubre.

FUENTE: AICA

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